BIOLOGIA. TEJIDOS CONECTIVOS ESPECIALIZADOS. TEJIDO SANGUINEO
La sangre es un tejido fluido de un color rojo característico por la presencia del pigmento hemoglobina contenido en los eritrocitos. La sangre es considerada un tipo de tejido conectivo especializado, con una matriz coloidal de consistencia líquida y constitución compleja.
Presenta una fase sólida, integrada por los elementos formes, que comprende a los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas; y una fase líquida, o fracción acelular, representada por el plasma sanguíneo.
Componentes de la sangre
La sangre funciona principalmente como medio de distribución e integración sistémica, cuya contención en los vasos sanguíneos, es decir en el espacio vascular, permite su distribución, a través de la circulación sanguínea, hacia los tejidos.
El prefijo hem se usa en el léxico médico para referirse a lo relacionado con la sangre. Por ejemplo: hemostasia, hematocrito, hemodinámico, hematíe, hematopoyesis, etc.
La sangre es una dispersión coloidal, el plasma representa su fase continua y fluida y los elementos formes, la fase dispersa del sistema en forma de pequeños corpúsculos semisólidos.
La sangre representa aproximadamente el 7% del peso del cuerpo humano promedio, así se considera que un adulto tiene un volumen de sangre, volemia, de aproximadamente cinco litros, de los cuales 2,7-3 litros son plasma sanguíneo.
En los humanos y otras especies que utilizan la hemoglobina, la sangre arterial y oxigenada es de un color rojo brillante, mientras que la sangre venosa y parcialmente desoxigenada toma un color rojo oscuro y opaco. Sin embargo, debido a un efecto óptico causado por la forma en que la luz penetra a través de la piel, las venas se ven de un color azul.
Composición de la sangre
Como todo tejido, la sangre se compone de células y componentes extracelulares, su matriz extracelular, estas dos fracciones tisulares vienen representadas por:
1-los elementos formes: también llamados elementos figurados, representados por células y componentes derivados de células.
2- el plasma sanguíneo: un fluido traslúcido y amarillento que representa la matriz extracelular líquida en la que están suspendidos los elementos formes.
Los elementos formes constituyen alrededor de un 45% de la sangre. Tal magnitud porcentual se conoce con el nombre de hematocrito, adjudicable casi en totalidad a la masa eritrocitaria. El otro 55% está representado por el plasma sanguíneo (fracción acelular).
Los elementos formes de la sangre son variados en tamaño, estructura y función, se agrupan en:
• Las células sanguíneas, que son los glóbulos blancos o leucocitos
• Los derivados célulares, que no son células estrictamente sino fragmentos celulares, están representados por los eritrocitos y las plaquetas, siendo los únicos componentes sanguíneos que cumplen sus funciones estrictamente dentro del espacio vascular.
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Glóbulos rojos
Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos constituyen aproximadamente el 96% de los elementos figurados. Su valor normal en la mujer está entre 4.000.000 y 4.500.000 y en los hombres entre 5.000.000 y 5.500.000 hematíes por mm³
Estas células carecen de núcleo y orgánulos, por lo cual no pueden ser considerados estrictamente como células. Contienen algunas vías enzimáticas y su citoplasma está ocupado casi en su totalidad por la hemoglobina, una proteína encargada de transportar oxígeno y dióxido de carbono. En la membrana plasmática de los eritrocitos están las glucoproteínas, antígenos, que definen a los distintos grupos sanguíneos y otros identificadores celulares.
Los eritrocitos tienen forma de disco bicóncavo, deprimido en el centro, esta forma aumenta la superficie efectiva de la membrana. Los glóbulos rojos maduros carecen de núcleo porque lo expulsan en la médula ósea antes de entrar en el torrente sanguíneo (esto no ocurre en aves, anfibios y ciertos animales). Los eritrocitos en humanos adultos se forman en la médula ósea.
La hemoglobina, contenida exclusivamente en los glóbulos rojos es una proteína conjugada que contiene el grupo “hemo”. La función principal de la hemoglobina es transportar el oxígeno a todas las células del cuerpo. Tras el intercambio gaseoso realizado en los alvéolos pulmonares (hematosis), el 95-97% del oxígeno se une al grupo “hemo” de la hemoglobina (oxihemoglobina), mientras que el resto circula disuelto en el plasma. La tasa de hemoglobina en sangre determina la cantidad de oxígeno que puede transportarse.
También transporta el dióxido de carbono, la mayoría del cual se encuentra disuelto en el plasma sanguíneo. La afinidad que tiene el dióxido de carbono para unirse a la hemoglobina es 200 veces mayor que la que posee el oxígeno. Es por ello que los individuos que permanecen en lugares muy reducidos y sin ventilación sufren signos de fatiga, a pesar de la gran diferencia a favor del oxígeno (21%) sobre el dióxido de carbono (0,03%) que hay en el aire atmosférico.
Los niveles normales de hemoglobina están entre los 12 y 18 g/dl de sangre, y es proporcional a la cantidad y calidad de hematíes (masa eritrocitaria). Constituye el 90% de los eritrocitos y como pigmento otorga su color característico, rojo, aunque esto sólo se da cuando el glóbulo rojo está cargado de oxígeno.
Tras una vida media de 120 días, los eritrocitos son destruidos y extraídos de la sangre por el bazo, donde la hemoglobina se degrada en bilirrubina y el hierro es reciclado para formar nueva hemoglobina.
Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos
Plaquetas
Las plaquetas o trombocitos son fragmentos celulares pequeños de 2-3μm de diámetro, ovales y sin núcleo. Se producen en la médula ósea a partir de la fragmentación del citoplasma de los megacariocitos quedando libres en la circulación sanguínea. Su valor cuantitativo normal se encuentra entre 150.000 y 450.000 plaquetas por mm³.
La principal función de las plaquetas es la intervención en el proceso de la coagulación. Toda vez que un vaso sanguíneo se lesiona, los trombocitos se enciman unos con otros sobre la herida de la pared vascular formando coágulos, a raíz del contenido de gránulos que posee en su interior que activan la coagulación. Ello provoca la oclusión de la pared lesionada y el cese de la hemorragia.
Trombocitos o plaquetas
Glóbulos blancos
Los glóbulos blancos o leucocitos forman parte de los efectores celulares del sistema inmunológico, siendo células con capacidad migratoria, utilizan la sangre como vehículo para acceder a diferentes tejidos, característica que se conoce como diapédesis. Los leucocitos son los encargados de destruir los agentes infecciosos y las células infectadas, y también secretar sustancias protectoras como los anticuerpos, combatiendo las infecciones.
El conteo normal de leucocitos está en un rango entre 4.000 y 10.000 células por mm³ de sangre, variable según las condiciones fisiológicas (embarazo, stress, deporte, edad, etc.) y patológicas (infección, cáncer, inmunosupresión, aplasia, etc.). El recuento porcentual de los diferentes tipos de leucocitos se conoce como "fórmula leucocitaria".
Según las características microscópicas de su citoplasma y su núcleo se distinguen distintos tipos de leucocitos:
1- los granulocitos o células polimorfonucleares: poseen un núcleo polimorfo y numerosos gránulos en su citoplasma con tinción diferencial según los tipos celulares. Exiten tres tipos de polimorfonucleares que son los neutrófilos, eosinófilos y basófilos.
2- los agranulocitos o células monomorfonucleares: que son los linfocitos y los monocitos; sin gránulos en el citoplasma y con núcleo redondeado.
Granulocitos o células polimorfonucleares
Neutrófilos: son los más numerosos, representando un 55% a 70% de los leucocitos. Se encargan de fagocitar sustancias extrañas como bacterias, agentes externos, etc. que entran en el organismo. En situaciones de infección o inflamación su número aumenta en la sangre.
Neutrófilos
Basófilos: constituyen un 0.2-1.2% de los glóbulos blancos. Segregan sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que contribuyen con el proceso de la inflamación.
Basófilos
Eosinófilos: representan un 1-4% de los leucocitos. Aumentan en enfermedades producidas por parásitos, en las alergias y en el asma.
Eosinófilos
Agranulocitos o células mononucleares
Monocitos: representan 2% a 8% del total de glóbulos blancos. Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones originadas por virus o parásitos. También en algunos tumores o leucemias. Son células con núcleo definido y con forma de riñón. En los tejidos se diferencian hacia macrófagos o histiocitos.
Monocito
Linfocitos: representan el 24% a 32% del total de glóbulos blancos. Su número aumenta sobre todo en infecciones virales, aunque también en enfermedades neoplásicas y pueden disminuir en inmunodeficiencias. Los linfocitos son los efectores específicos del sistema inmunológico, ejerciendo la inmunidad adquirida celular y humoral. Hay dos tipos de linfocitos, los linfocitos B y los linfocitos T
.Los linfocitos B son los encargados de la producción de anticuerpos toda vez que están en contacto con un determinado antígeno. Un antígeno es un elemento extraño para el organismo con la capacidad de generar anticuerpos. Los anticuerpos son proteínas (inmunoglobulinas) que se adhieren a los microorganismos infecciosos. De esta manera, cooperan con el resto de los glóbulos blancos que ubican a los invasores para su rápida destrucción. Es importante señalar que los anticuerpos producidos por los linfocitos B son específicos, puesto que existe un tipo de anticuerpo para cada tipo de antígeno. Por otra parte, una vez formados los anticuerpos contra los antígenos de un determinado patógeno, ante la eventualidad de un segundo ingreso de ese patógeno a los tejidos del individuo, la producción, esta vez, de esos mismos anticuerpos por parte de los linfocitos B será mucho mayor y en menor tiempo respecto de la primera entrada. Esto se debe a la “memoria” que guarda este tipo de leucocitos monomorfonucleares. De acuerdo a lo señalado, puede afirmarse que los linfocitos B son los responsables de la inmunidad humoral, entendiéndose como tal al mecanismo de defensa del organismo contra los gérmenes extracelulares y sus correspondientes toxinas, donde los antígenos son atacados por anticuerpos y no por células.
Los linfocitos T representan un 70% de todos los linfocitos, frente a un 30% de linfocitos B. El núcleo de estas células agranulares adopta forma ovalada o de riñón.
Los linfocitos T son los responsables de la inmunidad celular, forma de defensa que consiste en atacar virus y ciertas bacterias intracelulares, incapaces de ser neutralizados por los anticuerpos circulantes. Esta tarea es realizada por un tipo de linfocito T llamado T killer, que es activado por células infectadas o tumorales. Luego se fijan a dichas células anormales las cuales destruye, merced a sustancias tóxicas que elaboran llamadas linfoquinas.
Otro tipo de linfocitos T, los llamados T helpers tienen una función de cooperación, ya que estimulan la acción de los T killers como también la producción de anticuerpos por parte de los linfocitos B. Igual que estos, los linfocitos T mantienen la “memoria” ante una primera invasión de patógenos. De repetirse a futuro nuevamente una exposición de dichos microorganismos, los linfocitos T atacarán de manera más rápida a los antígenos que en la primera vez. El virus del síndrome de inmunodeficiencia adquirida en humanos (SIDA), destruye los linfocitos B y T, con lo cual ocasionan un notable perjuicio sobre el sistema inmunológico.
Linfocito
Plasma sanguíneo
El plasma sanguíneo es la porción líquida de la sangre en la que están inmersos los elementos formes. Es de color amarillento traslúcido y más denso que el agua. El plasma sanguíneo es esencialmente una solución acuosa de composición compleja conteniendo 90% agua, y además contiene proteínas, aminoácidos, glúcidos, lípidos, sales, hormonas, enzimas, anticuerpos, urea, gases en disolución y sustancias inorgánicas como sodio, potasio, cloruro de calcio, carbonato y bicarbonato.
Además de vehiculizar las células de la sangre, también lleva los nutrientes y las sustancias de desecho recogidas de las células. El suero sanguíneo es la fracción fluida que queda cuando se coagula la sangre y se consumen los factores de la coagulación.
Características físico-químicas de la sangre
• La sangre es un fluído con movimiento perpetuo y pulsátil, que circula unidireccionalmente contenida en el espacio vascular. El impulso hemodinámico es proporcionado por el corazón en colaboración con los grandes vasos elásticos.
• La sangre suele tener un pH entre 7,36 y 7,42 (valores presentes en sangre arterial). Sus variaciones más allá de esos valores son condiciones que deben corregirse pronto: alcalosis, cuando el pH es demasiado básico, y acidosis, cuando el pH es demasiado ácido.
• Una persona adulta tiene alrededor de 4-5 litros de sangre (7% de peso corporal), a razón de unos 65 a 71 ml de sangre por kg de peso corporal.
Tipos de sangre
Una de las cosas más ampliamente divulgadas acerca de la sangre humana es que hay varios tipos de sangre o grupos sanguíneos
Karl Landsteiner descubrió que las personas tenían diferente tipo de sangre y que las transfusiones no eran compatibles entre personas de diferente tipo. En 1901 describió el sistema de ABO y en 1940 el sistema Rh.
Hasta ahora se han identificado más de 20 tipos de sangre.
Los grupos sanguíneos mas importantes son cuatro: A, B, AB y O. Además de presentar otro antígeno que generan dos grupos importantes, que es el Antígeno Rh , su presencia o ausencia determina dos grupo sanguíneos: Rh (+) y Rh (-).
Para realizar transfusiones, deben tomarse medidas para asegurar la compatibilidad de los grupos sanguíneos del donante y el receptor, para evitar reacciones hemolíticas potencialmente fatales. La tabla de compatibilidades e incompatibilidades de tipos de sangre es como sigue:
Sin embargo, no son el AB0 y el Rh los únicos tipos de grupos sanguíneos existentes. Existen otros tipos de grupos sanguíneos menos conocidos por ser menos antigénicos que los anteriores y por lo tanto menos susceptibles de provocar reacciones de incompatibilidad. Por ello es imprescindible realizar pruebas cruzadas entre la sangre de donante y la del receptor, para descartar la existencia de anticuerpos en el receptor contra eritrocitos del donante.
Fisiología de la sangre
Una de las principales funciones de la sangre es el transporte de sustancias, ya que:
Por medio de los glóbulos rojos se encarga de la distribución del oxígeno desde los pulmones hacia todas las células del cuerpo, como así también de la remoción de parte del dióxido de carbono producido por el metabolismo celular.
Transporta los nutrientes absorbidos en los intestinos hacia todos los tejidos, y conduce hacia los riñones las sustancias de desecho celular.
Se encarga de distribuir las hormonas secretadas por las glándulas endócrinas.
Por otra parte, la sangre protege al organismo de diversas agresiones externas mediante el accionar de sus glóbulos blancos y otras células. Además, interviene en los procesos de coagulación gracias a las plaquetas y a otros factores relacionados, responde a las lesiones que ocasionan los procesos inflamatorios mediante los glóbulos blancos y es fundamental para mantener la homeostasis, es decir, el equilibrio bioquímico entre los líquidos y los tejidos del organismo.