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Klotho: la proteína de la longevidad que podría revolucionar la medicina del envejecimiento

Proteina KlothoLa búsqueda de los mecanismos biológicos que regulan el envejecimiento ha fascinado a científicos durante décadas. Entre los hallazgos más prometedores de las últimas dos décadas, destaca una molécula que lleva el nombre de una de las Moiras de la mitología griega, Klotho, la diosa que hilaba el hilo de la vida. No por casualidad, esta proteína se ha revelado como un regulador clave de la longevidad y de múltiples procesos fisiológicos asociados al envejecimiento.

 

Descubrimiento y funciones básicas

La proteína Klotho fue identificada por primera vez en 1997 por el equipo del Dr. Makoto Kuro-o en el National Institute of Neuroscience de Japón. Su estudio en ratones mostró que la falta de expresión del gen klotho inducía un envejecimiento prematuro, mientras que su sobreexpresión prolongaba la vida útil hasta en un 30%. Desde entonces, Klotho ha sido objeto de cientos de investigaciones en todo el mundo.

Existen dos formas principales de esta proteína: una forma transmembrana, expresada predominantemente en el riñón, cerebro y glándulas paratiroides; y una forma soluble, que circula en el torrente sanguíneo y actúa como hormona sistémica. La forma soluble de Klotho se genera por escisión proteolítica de la forma transmembrana y se puede detectar en suero, orina y líquido cefalorraquídeo.

Mecanismos moleculares de acción

Klotho participa en diversas rutas moleculares fundamentales:

  • Regulación del metabolismo del fósforo y el calcio, a través de su interacción con los receptores del factor de crecimiento fibroblástico FGF23.

  • Actividad antioxidante, al inhibir la vía de señalización del factor de crecimiento insulínico (IGF-1), una ruta asociada al envejecimiento celular.

  • Neuroprotección, modulando la plasticidad sináptica y previniendo la neurodegeneración.

  • Inhibición de la fibrosis, tanto en el riñón como en otros órganos, mediante la modulación de señales proinflamatorias como TGF-β.

La deficiencia de Klotho se ha asociado con enfermedades crónicas como insuficiencia renal, hipertensión, arteriosclerosis, diabetes tipo 2, deterioro cognitivo y Alzheimer.

Potencial terapéutico

Dada su implicación en el envejecimiento y en múltiples enfermedades crónicas, Klotho ha emergido como una diana terapéutica prioritaria en biomedicina. Investigaciones recientes exploran estrategias para aumentar sus niveles en el organismo, ya sea mediante:

  • Administración directa de proteína recombinante soluble de Klotho.

  • Terapia génica con vectores virales que inducen la expresión del gen klotho.

  • Uso de pequeñas moléculas o nutracéuticos que estimulen su producción endógena (como ciertos polifenoles, vitamina D o inhibidores de histona desacetilasas).

Además, estudios en modelos animales han mostrado que la administración de Klotho mejora la función renal, reduce el daño neuronal y prolonga la esperanza de vida, lo que ha impulsado ensayos preclínicos en humanos.

Estudios recientes y perspectiva futura

En 2024, investigadores del NIH (National Institutes of Health) y del Buck Institute for Research on Aging publicaron en Nature Aging los resultados de un estudio en primates no humanos que mostraba mejoras cognitivas tras la administración de Klotho recombinante. Esta evidencia ha intensificado el interés por su potencial uso en enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, donde se ha observado que pacientes con mayores niveles circulantes de Klotho presentan una progresión más lenta.

En paralelo, compañías biotecnológicas como Unity Biotechnology o Klotho Therapeutics han comenzado a desarrollar terapias clínicas centradas en esta proteína, con ensayos en fases tempranas para insuficiencia renal, demencia y envejecimiento sistémico.

Conclusión

Klotho representa uno de los descubrimientos más prometedores en la biología del envejecimiento. Su capacidad para modular múltiples rutas biológicas implicadas en enfermedades degenerativas y su posible uso como marcador diagnóstico y terapéutico la sitúan en el centro de la medicina del futuro.

Aunque aún se requieren ensayos clínicos a gran escala y a largo plazo para validar su eficacia y seguridad en humanos, el horizonte es esperanzador. La proteína que una vez fue símbolo mitológico del destino podría, en el siglo XXI, convertirse en una herramienta real para prolongar la salud y la vida humana.